Te escribo palabras invencibles
hace tiempo que invento amor para tus días
haciéndote mío entre nieblas carnosas.
Me aparezco como aguacero de letras para quemarte
y hacer de ti, el planeta más lejano
que me habita y me gobierna.
Tu mirada, pozo oscuro y limpio
siempre desafío, siempre nudo
desnudándome para vestirme de laberinto de cuerdas
de flores abriéndose en la espera.
Rendida también te escribo palabras indomables
haciendo malabares con los verbos
para decirte otras franquezas.
Victoriosa vierto versos y verdades
por las áureas montañas y cavidades vírgenes
que conquistas con callada sabiduría.
Vencida, aún soy el afilado metal del cuchillo
sonriéndole a la muerte
en un funeral colorido de inversas seducciones.
Constanza Everdeen .