jueves, 20 de febrero de 2020

Otra dimensión.

Me partes, me divides
inmensamente
en ínfimas partículas,
me haces infinita
como la línea del horizonte
en la pupila del navegante.

De toda suma
me llevo "el nosotros"
a todo lugar que sea hogar
de vino y pan caliente,
con tejado de cristal
y cimientos de diamante.

No hay deseo que pedir
nos lo entregamos,
igual que el día se ofrece a la noche
en una tierra desconocida,
entre los árboles
y las estrellas distantes.




Constanza Everdeen ® ©

martes, 18 de febrero de 2020

Saturno en el lago.


Esta noche el peso de un dios
me ardía en el cuerpo
y el dios eran todos los dioses
redimiendo este anhelo sin aire.

Esta noche amansaba mi boca
engulliendo sus palabras ardidas,
la calma aparente de Vulcano
latía en la úvula de la luna.

Esta noche era el reflejo pleno
de la plena confesión
entrando como raíces subterráneas
en la gruta carnal del sueño.

Esta noche la luz y el agua cristalina
devoraban los escalones del hambre,
y el hambre con sus ropas quemadas
se clavaba en el norte de un dios,
en el alma de un hombre.






Constanza Everdeen ® ©

viernes, 14 de febrero de 2020

Versos al óleo.

Vengo a la vida a través de su alma
de sus pinceles clarividentes,
vengo a la vida vestida de lienzo
con sus lágrimas atrapadas
entre los dientes.

Mi bien me traza el bien
haciendo de mi piel
los colores de su paleta nodriza,
me pinta la noche de día
el álamo plateado junto al río,
dibuja su boca en la mía.

Sus manos componen mis sombras
sus ojos me bañan de luces,
nazco del corazón del artista
de la belleza que ve la belleza
del amor y su espuma.

Me calma, me realiza
conversamos al calor templado
de las elegantes caricias,
entre breves versos al óleo
mientras miro cómo su reverso 
versa los tres cuerpos de lino.








Constanza Everdeen ® ©

sábado, 8 de febrero de 2020

Acierto constante.

Nos mueve la constancia del agua
erosionando los términos que no nos merecen,
desesperamos la llamada sin espera
en el equilibrio de la aguja
sobre el hilo del destino.

Estas costuras sin herida
son pan en el bocado de un dios que no olvida
que reclama sediento la justicia y el vino.

La melodía de la lluvia
sobre la superstición de los espejos partidos
y el aire que no existe entre los dos,
el suspiro más alto en el aliento perdido.

Somos las leyes silenciosas de los pájaros,
la ancha avenida de la vida,
la libertad del mar hambriento
devorándonos la sal.

Somos el acierto más certero de la única verdad.







Constanza Everdeen ® ©