miércoles, 27 de febrero de 2019

Todos los nombres.

Amor, el doble sentido
siempre nos llevará
a encontrarnos,
en tu provocación o en la mía.

Bajo los paraguas que olvidamos cuando llueve
o cuando nos deslumbramos los colores
hasta hacer enrojecer la hierba.

No me quedan palabras fuera
todas van conmigo dentro
como una revolución con sus flores.

Eres la gota no derramada
que hace rebosante mi vaso,
camino entre esferas
por senderos reservados
luciendo el tipo y el arquetipo,
todo por hacer brillar
tus galaxias dilatadas.

Y se que me besas y es verdadero
porque siento tu corazón en mis labios
echando abajo mis puertas
sin pomos y con pomas,
te espero crujiente
y creciente primavera.

Nos llamamos más por los latidos 
que por los nombres,
y de entre todos los nombres,
el nombre elegido.

domingo, 24 de febrero de 2019

Divina materia.

He desandado el suspiro donde vives
por si apareces en las ramas
en las que ya no anida mi cordura.

Escondida y soñándote sin miedo
sabiendo que las crueldades no vuelan,
planeo sin premeditación
por tu mundo de ideas.

Aspirando a iluminar
el rincón de pensarnos,
de decirnos entre líneas
todo lo que nuestros dedos lectores alcancen.

Entre pliegues de piel y tiempo
agrietando la noche más oscura
hasta hacer de todos los naufragios, 
el alba, la victoria cantada 
por los pájaros que habitan 
la madera de nuestros barcos y semillas.

Como si de toda unión de nuestros cuerpos,
naciera un faro.





Constanza Everdeen. © ®

miércoles, 20 de febrero de 2019

Azul Berlín.

Me abres el hambre
como el cielo en una ciudad
de poemas silentes,
en un Berlín inundado
de amorosa pornografía.

Sombras y volúmenes
proyectados en paredes
que soportan cada envite,
cada verbo insolente.

En el azul de la noche
descubrimos todos los caminos abiertos
como si fuéramos dueños de toda válvula
y palabra secreta.

Excediéndonos delicadamente
los contornos sin límite,
a través de una invasión
que no entiende de avisos
ni consentimientos,
como glorioso mendigo de su reino 
luminoso delirio de cuarzos ruborizados.


Constanza Everdeen.  © ®

viernes, 15 de febrero de 2019

Fábula.

Te respiro en cada trazo,
haciendo trizas
todo lo que tenga aspecto de nuevo,
trenzas nostálgicas y desbaratadas
en tus manos de lino.

Habitándote con mis orbes traviesos
quietos a ratos,
como una diosa triplicada
cuando me tienes abrumada
y despejas la niebla de mi pecho.

Esta fábula de piel erizada y temblorosa
esta búsqueda hallada,
Dime, amor...
¿Cuántos latidos nos faltan hasta el beso?

Me desnudas en ceremonias vegetales
entre fuentes nocturnas
y fuego de alboradas,
ves lo que yo veo
y sin tregua,
lo haces eterno.

Este amor más allá de las estrellas aún no nacidas
reclama el color de la granada
un lecho de fauces abiertas al infinito,
la ternura de las suaves plumas
arrullando con sonidos metálicos,
el jardín satélite que te cuido.


Constanza Everdeen © ®

sábado, 9 de febrero de 2019

Oculus.

Me atraviesas con tu mirada
de mar severa y afilada
desafiando los límites
de mi creciente voluntad.

Azul acero, verde agua
serio como un niño
te descubro escondido
bajo el ala del sombrero.

Talla detallada y diamantina
la de tus ojos desplegándose
como aves de genio colorido
en todo lo que amas, amor.

Me lanzas flechas de punta salada
desde ese iris boreal y nacarado
señalándome la cardinalidad del beso
que cierre nuestra herida callada.

La luz templada de tu faro,
en la dulce hendidura de mi pecho
levantando la fuga de la sangre
a remotos y laureados lugares
que te pertenecen.

Conjuro y conjugación
de tus sueños, de ti
aspiro, suspiro e inspiro
a ser la primera y plural.










sábado, 2 de febrero de 2019

Arrullador.

Escucho su susurro silente
y me llevo sus afluentes a la boca
bebo cada palabra inflamada
como queriendo cambiar el curso de la tarde,
alterando llamas y caudales
antes de que las nubes plomizas,
descarguen sobre nosotros
su deliciosa melancolía.

Esa melodía grave e inaudible
de acordes herbóreos y álgidos agudos
el lugar en el que todo se desvanece
como explosión de supernovas.
Hecha de olas musicales y espaciales
donde el mi nunca es posesivo
y nos declaramos pertenencia del mar.

Escucho al alado mensajero
mientras me habla con sus labios sellados
y yo se los abro con el beso,
como queriendo despertar
toda la verdad que existe
entre su aliento y el mío.

Creando invocaciones
rompiendo redes,
llamando a lo justo, lo divino y lo carnal.
Teniendo por testigos
a los que saben guardar 
todos los secretos.