jueves, 27 de agosto de 2020

Escucha esto que no digo.



Una luz que nace del silencio
y hablando silencios vive,
entre las sombras más cercanas
con la mirada de la tierra expiatoria
mira y calla todo,
grita sola.

Puedes oírla...?

Dime otra vez por lo que mueres
y te daré gran parte de la vida
o una porción dulce e infinita
con la que pasar más de una tarde,
no tiene por qué ser domingo
aún así siempre será festivo,
en esta selva que tiene todos los ojos
pero que solo ve los tuyos.

Ahí donde queda la herida,
por encima está el amor
porque a cualquier hora del día, 
te quiero...
y aunque no espere, te espero,
escribiendo oraciones 
que no necesitan jurar 
y conjuran por ti.


Constanza Everdeen © ®

martes, 25 de agosto de 2020

Será por el amor.



Será por el amor o por mi carácter
que dios no escucha lo que no digo,
este alarido, este pálpito de nosotros,
me condena amorosamente a este insomnio
de aromas insoportables acariciando la piel,
donde no existe el viento
y todo esta vestido elegantemente de negro
con el único rigor del misterio,
con que te miro e intento descifrarte.

Muero en un sueño
y revivo entre palabras,
algunas grabadas, otras sin rostro,
me afano en ver y veo.
Veo silencio y las ramas de un árbol
en la distancia, en una isla,
saliendo de entre las piedras,
rozando mi disminuida esperanza
de tenerte otra vez,
entre estas piernas que no caminaron contigo
todo lo que sueñan hasta los sueños.

Será por el amor que yo pueda alcanzarte,
pero hoy, hoy no será.



Constanza Everdeen ® ©

sábado, 22 de agosto de 2020

Cuando no me ves llover.



Que también me veas en la forma de la lluvia
y bajo esa cascada de húmedas tildes
que arrecian tu cuerpo,
te dejes calar.
Entren por tu boca
las palabras que salen de la mía,
que te rebosen las verdades
hasta abrirte la última mirada,
morada del beso que no te daré.
Este sueño de agua correrá por tu calle,
atravesará tu tejado,
hará brillar los mirlos que te llaman
aunque tú no vuelvas.
Las nubes bajas por un momento te alcanzarán,
mis manos serán las tuyas
cubriendo tu corazón dolorido,
cuando no me ves llover.




Constanza Everdeen ® ©

jueves, 20 de agosto de 2020

Canto y llanto.



Cuánto naufragio en cada lágrima,
cabe el infinito en cada celda de agua.
El espíritu cae por el abismo salado
hasta el paradero desolado
donde no responde ni el eco.

Algo dentro de los ojos
no me deja dormir,
el diablo a los pies de mi cama
mira la herida líquida y sonríe,
no existen las cuerdas 
pero sí, los títeres.

Hoy tampoco tiene nombre
y las horas serán igual de lentas,
si me abres el silencio, encontrarás otro
y así hasta donde terminó la voz
y se hizo todo oscuro y resonante.

Quizá mañana sea menos violenta la vida
y me vista de un color bonito,
cercano a tus ojos.
Quizá otro día escriba para que llueva fuera
y pueda unir el llanto,
al canto acogedor del cielo.




Constanza Everdeen ® ©

martes, 18 de agosto de 2020

Tiempo desenfocado.



El tiempo ya no es tiempo sin tu regreso
cuando duermo te espero 
para no ver que no llegas.
Mi búsqueda ya no es búsqueda
es algo parecido a un pensamiento líquido
rumores desenfocados que hablan de ti.
Con sus palabras hago una soledad habitable
donde la nada está callada
y recito a oscuras,
ante los ojos de las cosas.
Objetos sin corazón y con memoria
que entre vetas y cristales
guardan aquello que viví
y quedó quieto,
en un tiempo que siempre es tiempo.




Constanza Everdeen ® ©

sábado, 15 de agosto de 2020

Bajo tierra también hay dimensiones.


Duerme con palabras ahogadas en la boca,
sus sueños bajo tierra 
también tienen los ojos abiertos,
son esmeraldas agitadas en el pecho
buscando aquel sol, 
aquella vereda,
que no fue.

La noche terminada
le sigue pareciendo oscura,
no puede ir más allá
de donde acaba el río.
La pena está hecha de clavos
y de madera a la deriva,
el mar los reclama.

Queda tanto por temer y salvar
que las diosas extenuadas 
llaman a la mujer.
Y ella se levanta lenta
como la gestación de un mundo,
pariendo versos y lágrimas,
soledades a veces abrazadas.

No sabe parar ni morir.

Ahora hay más horas y menos días,
bajo tierra también hay dimensiones.



Constanza Everdeen ® ©

martes, 11 de agosto de 2020

El deseo es cosa seria.

El deseo es cosa seria,
he creído que todos los destinos eran posibles
que detrás de esta puerta labrada de dificultades
esas dos realidades se harían una.

Nos he visto llegar al final,
hasta los acantilados de un tercer libro
lanzándonos del trapecio al mar enredado,
sin redes,
al mar que bien sabes no hace prisioneros.

Desnudo de luz fascinadora,
mi corazón grita por dentro
camina doliente, con dientes cansados
entre las fieles sombras
donde se hunde el silencio en el silencio...

Nadie sabe lo que ocurre ahí.

Duele la libertad cuando se han ido los pájaros,
verlos regresar a su estrella ermitaña,
el nido siempre fue otro
y  mi pelo, la jaula 
en la que ahora se confunden las metáforas.

Han desaparecido los árboles
y el océano queda lejos,
en nuestra amistosa eternidad,
seguiremos aparentemente enteros
como espejos fragmentados.
Subirá el amor entre nosotros, 
entre recuerdos,
en los suspiros escritos, 
sin nuestros cuerpos.

Tú abrazarás otro,
yo, el mío.

Porque hemos latido juntos,
no dejes que se duerma lo despertado,
sigue completo, después de mí.



Constanza Everdeen ® ©

domingo, 9 de agosto de 2020

Almas anónimas.

Tengo el alma fría y el cuerpo aún caliente,
la carne guarda la esperanza de la carne,
el verbo es un desatino sin destino
muriendo en tu boca lejana.

Qué existe entre el hielo y las llamas,
que a toda hora me llama,
en creciente desconsuelo?
Debe ser la realidad y sus ejércitos 
segando fantasías, sembrando quimeras
en un campo ya desierto.

Si acaso un espejismo
donde volver a tenernos
y ser absorbidos por un océano,
hasta lanzarnos a otro margen posible
como en las leyendas de esas costas abruptas
donde salvar la vida es una proeza, 
una poesía anónima y breve
que sueña ser eterna.




Constanza Everdeen ® ©


jueves, 6 de agosto de 2020

Barro canela y barro.

El árbol ya no está
pero la mujer sigue ahí,
barriendo el camino
de amarga y dulce canela
para los postres futuros
y curar las soledades.

Las alas como losas plegadas,
la mirada vacía de tu mirada,
con entrega y sin plegaria
como ánima de un mundo
de lotos subterráneos.

Si estás herido y dices que sabes
no vengas a llamarme,
queda tanto por doler
que no puedo distraerme
de todo lo que muere.

A no ser que tu voz llegue libre
de otros vientos y cenizas...

Entonces, sí,
harás lucir mi puerta,
cada estancia, a cada instante.
Y me escribirás la historia de un nogal
que yo te leeré en el altar de tu abrazo,
así lleguen cálidos inviernos
y los mayores desafíos.


Constanza Everdeen ® ©

miércoles, 5 de agosto de 2020

Sueño dormido.

La lluvia está dormida en alguna parte
en otro cielo ahora distinto.
Migran los sueños a lares más fríos,
sueños mudos, mudando la piel.
Dentro de un tiempo, las flores,
con sus pistilos cargados de dulces campanillas
abrirán los muros que me guardan.
La calma me saludará con su sombrero
y hará más indómita esta cabellera,
cada vez más salpicada de lunáticas canas
que se perderán en nuevas ganas
y diferentes desconciertos.
Las estrellas volverán a la noche,
como regresa la piel a donde la versan,
como así se retira el amor 
de donde borran sus letras.




Constanza Everdeen ® ©


sábado, 1 de agosto de 2020

Caída.


Mis versos son protesta,
devolviéndome algo de justicia.

Esta soledad no tiene nombre,
es profunda y legítima como el mar
donde ahora se ahogan 
los buques del pensamiento,
en bucles que laten
perdidos en la última cordura.

Mi voz no cubre esta distancia
muere antes de llegar a tu orilla
y también la distancia es la sed 
pero el hambre no muere.

Mi cuerpo busca tu cuerpo,

quiere desaparecer a través de tu piel 

como el agua filtrándose en la roca, 

para abrirte otras cuevas 

de afiladas y caprichosas puntas 

que se claven en el temblor de la tierra. 


Y marcarte de dientes el alma 

mientras rodamos por la umbra, 

entre raíces y saliva, 

frenéticamente llenos, 

hasta esa explosión de colores y fragancias, 

donde te siento llover y llevarme a las estrellas. 


Juntos caemos y es breve.

Y se vuelve oscuro 

y se hace eterno, 

este dolor de no poder decirte,

 
mirándote a los ojos
que mi cuerpo busca tu cuerpo.




Constanza Everdeen ® ©