domingo, 30 de diciembre de 2018

Lar

Aprietas la vida al cabecero
de un tálamo en oscuros azules,
mientras de tu verbo brillante
me nacen todos los poemas,
solo confesables a un dios
de diversos nombres.

Irisada y tácita
paladeo tu mirada solar
ante el arquetipo insaciable
que arrastra tu alada imaginación,
a ese bosque humanizado
de lenguas y dientes inquietos.

Se abren los pilares
lácteos y temblorosos
que apenas me sostienen,
gritan mudas espirales
acogiendo tu descenso,
susurran tu regreso a casa.



lunes, 24 de diciembre de 2018

Anémona.

Flor del viento rezagada
en el beso de una boca
que no olvida,
Contemplando fiel y nemorosa
cómo naces entre juegos de agua
y desfile de nubes.

Sobre la nieve crujiente
paisaje dulce de dos latidos bailantes,
declarándose el amor
en algarabía de mariposas.

Frente al roble centinela
doble invención
de la noche y sus caricias.

Desvelo de musgo y piedra de luna
me hago más creyente,
de esto que siento
y lleva tu nombre.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Ni una gota.

Eres esa cara del espejo
donde se dibuja mi sonrisa
recurrente.

El designio fértil e incierto
de palabras cayendo en cascada
por toda zona viva y epitelial.

Templanza metálica
forjando roces y ceremonias
de antiguos albores donde nacieron,
los mitos y las fuentes.

Réplica temblorosa doy
a tus acometidas,
impulso y desafío vendado,
delicia onírica de espumoso final.

Más allá de la dureza del diamante,
el cielo y lo oculto
descubriéndose como alas aladas
en bautismo salino.

Eres ese lado del cristal
donde se refleja,
el rostro de la luna y su amante.

domingo, 16 de diciembre de 2018

Toda la lluvia.

El hombre extraño camina con prisa deseando que le cale la lluvia,
porque envuelto en la húmeda y chispeante sensación,
el latido por la mujer de lencería desordenada
crece amazónicamente en su pecho.

A todo paso y lapso, sintiente y poeta
creando vientos de susurros silbantes,
colándose secrétamente por vidrieras invisibles
para trenzar con palabras, los cabellos embelesados
de la trapecista con vértigo y sin red.

Debajo de su atávico abrigo,conferencia maestra
de números y espejos para calmar la avidez atrasada,
mapas estelares donde no existe la indiferencia
haciendo florecer herencia de vocablos
en las manos de la quiromántica nebulada.

Lanza perlas, brillo del plumaje de sus pájaros
recogiéndolas de a tres en sobres perfumados
por oriente hasta el poniente, en aquellas caderas
donde todas las maneras fueron un milagro
y nació el mantra que atraviesa todos los cielos.






jueves, 13 de diciembre de 2018

Hito.

Sé de un hito histórico
invadido por un musgo histérico
que amorosamente se aferra
a sus fijas e infinitas magnitudes.

Persevera en el asedio del almanaque
para adelantar los equinoccios,
catorce páginas y llega a él
despeinada y con zapatos de otra época.

Como en trance de gato
ojos abiertos como lunas
furor súbito de veleta temeraria,
no se sabe qué origen tendrá el vendaval.

Monumento a la distancia y a la constancia
conocen atajos entre crípticos sueños
donde son dueños de territorios
sin líneas divisorias y con libidinosos aranceles.

Sé de una pétrea señal que tiene sed
y fotogenia numérica e invernal,
que me va dejando pistas a pie de página
entre las hojas secas de la húmeda imaginación.






sábado, 8 de diciembre de 2018

un ojalá asoma.

La casa nublada
sin relojes de ocho horas
desde que la distancia
es tu beso en otra boca.

Fatalidad sin mujer,
ni filo en el que morir
satélite en pausa
con causa disimulada.

Mi nombre en tu voz
deja de ser propio,
lo común es un tesoro perdido
donde guardo anhelos concretos.

Enciendes la luz
dejándome a oscuras
en tu cripta reservada
donde hago arder todos los mapas.

Miras por debajo de mi falda
te asomas a veranos no vividos
y yo me siento vencedora
porque tú ,
ya no te das por vencido.








lunes, 3 de diciembre de 2018

Homo ancestral.

En el íntimo callejón
del severo desconocimiento,
ruedan húmedas manzanas
resplandecientes a la caricia de tu voz.

Devoro con los ojos tu discurso
sobre atávicas diferencias
mientras a mí, todo se me hace
del color mar de tu mirada.

Me sujetas sin tocarme
en la postura del orante
declarándome ferviente y mística
de tu divino lenguaje.

Desnuda y sin frío
despojándome de velos y palabras
mi fascinación en silencio
a la espera de tu beso.

Bajo el borsalino
tábula sintiente
preguntándome si tan latiente
como esta sibila distraída.