viernes, 31 de agosto de 2018

Dolce.

He venido a desafiar las leyes de tu física
a tenderte escaleras imposibles,
eres lluvia siempre esperada
y mis pies están descalzos.
Vengo a despeinarte
a que me beses 
en templos giratorios
acogidos en la ensoñación 
de húmedos palíndromos.
Si lanzo la moneda
la fuente es el mar,
me transformo voluptuosa 
ante tu traje impecable,
como mitos en blanco y negro
sólo pido tus místicos deseos.
Nos asomamos a la víscera
contenida en palabras
elegantes y críticas,
ceñidas a mis caderas
y a tus manos atadas, 
las que más existen.
Agitando el alma, 
calmando el cuerpo
si te sueño, sucedes.



sábado, 25 de agosto de 2018

Entera y sin amenazas.

Deseo que me tengas entera en tus pupilas
fragmentada y real entre tus manos,
el negro te sienta bien
y yo quiero sacar a bailar a tus demonios.
Hablas de luz y veo las sombras
cópula de llamas proyectadas en la pared.
Hay una habitación cerrada ardiendo
la única llave es retorcida,
con un número impar escrito.
Te atesoro y no
como esa melodía constante
que no alcanzo a articular,
como el viento haciendo laberintos en mi pelo
fina arena escapando entre los dedos y los días.
Con vino te espero,
vienes y el sol dentro,
te vas y más vino
de sol a sol, tú.
Destellos eléctricos
sólo me mantengo entera,
entre aullido y aullido
en la misma distancia
del rayo al trueno,
siempre oyes mi tormenta
y me devuelves el beso.


Constanza Everdeen ® ©

lunes, 20 de agosto de 2018

Todo es agua.

Amar es otra forma de llover
las lágrimas también son incendios,
lo salino y fluido erosionando la piel
mares muertos, palabras vivas
aún sabiendo de nuestra extinción.
Estás y todo es agua
cauce suntuoso
por el que se deslizan tus dedos
desdibujando juicios,
imprevisible caudal
donde quizá ahogues la pena escondida.
Lloro menos cuando me dueles
grito más cuando me reconcilio
contigo y con la vida,
aguanto esta caladura
porque eres lo más parecido al océano
invadiendo mis puntos cardinales,
a la vista o en oculto
siempre a tu alcance.
Geografía suspensiva y a parte
en la que gobierna la esperanza
de que te quedes hasta el final.

martes, 14 de agosto de 2018

Sacudidas y estrellas.

Nunca desapareces.
Cierro los ojos
para orientarme
y sentir los tuyos.
Me acaricia tu sombra
como libidinosa pluma,
intenciones latentes 
deslizándose por mi desnudez.
Se clavan en mí las flechas
imantadas y sublimes,
advertencia sigilosa
que devora toda memoria
que no seas tú.
Mezclando lo orgánico y lo intangible,
creando paletas de colores
donde hacernos plenos y eternos.
Derrites el tiempo
haciéndolo todo líquido,
resbalando por mi piel
como dulce hontanar.
Susurras lazos
petición de versos
y yo no te los doy,
te los entrego.
Sacudidas y estrellas
desafiando todo lo fugaz
tomando todos los desvíos y desvaríos
para hacerlo perdurar.
Creando imágenes
secretos y decretos,
quiero admirarte pensativo
antes de que me culmines,
estirándome como un gato
sobre el diván junto a la ventana.
Mordemos la vida
porque el pecado
sería no dar el bocado.
Somos afortunados
creyentes del deseo,
amantes eléctricos
nunca arrepentidos.



lunes, 6 de agosto de 2018

Paraguas.

El silencio ese desbaratador de ilusiones
enigmas dilapidados entre rutinas
vinimos a deshacernos la cama,
acabamos con las ganas tristes
y los afluentes ordenados.

Nos veíamos más allá de los ojos
tocándonos como ciegos
éramos exceso en pleno naufragio
retando malos augurios inventados por otros.

Encontrarnos en la misma huida 
hizo que deseásemos más el alcance
de la piel y del refugio
de días de lluvia bajo las mismas sábanas.

Ahora todo son paraguas
sin parábolas húmedas
todo lo que se carga es seco y repetido.

Ya no espero despierta cuando regresas
para no ver que te has ido.




viernes, 3 de agosto de 2018

Trementina

Tus caricias son llamas,
constante de explosiones solares
sobre mi piel obediente.
Ingrávida y musical
fuerza irresistible
hacia tu fondo.
Dos botones de tu camisa 
desojalados,
puerta abierta del lugar
donde siempre anhelo respirar
aroma a mar y trementina
bálsamo de mi alma dolorida.
Creces entre el sonoro mutismo
y ciclones que todo lo despeinan.
Haciéndonos un amor 
Con palabras, nunca visto 
Sin nada que nos cubra
Sólo el cielo estrellado de intenciones
Y el tiempo detenido.