sábado, 31 de octubre de 2020

Sicalíptica mente.



Avanza la noche como una idea oscura
hay nombres quemándose en los neones rojos 
andas apretándome las sombras con la sed,
separándome los muslos con tus versos húmedos.

En este silencio no está Dios,
huye por las calles estrechas
por donde muere el cuerpo
y crecen las órbitas 
de un Géminis en llamas.

Se funden las leyes en tu boca diabólica
amenazando la resistencia de mis tres vértices
tiemblan mis juicios,
soy el agua devorada,
la rueda indisciplinada de tu molino.

Podrías llenarme la casa de hortensias azules,
que todos los disparates
tentados de escaparates,
del brillo de las mercancías,
me arderían igual.



Constanza Everdeen ® ©




martes, 27 de octubre de 2020

Piromántica.


Te espero llena de azúcar,
moviéndome en una tormenta de tecnicismos
por la vereda que abre el fuego,
así llamo a nuestro otoño alfabetizado
de cálida lluvia y hojas de caramelo
y aún estando a falta de tus caricias,
de poder quitarte el frío 
con la piel de un lobo,
te bailo estas fiebres
como si me vieras.

También ruge el silencio
dentro de esta fortaleza de antídotos,
de curas a oscuras,
pócima de sílabas y saliva
que lame tus erizadas dorsales.

Me entras con toda la admiración que te tengo
y caída me dejas sobre el lecho dorado
en mitad de un embriagado equinoccio,
envidia de la juventud y del estío.

Porque es en el declive del sol
cuando el hayedo está más colorado
con la plenitud temblorosa 
de los que eligen vivir 
entre verdaderas riquezas.


Constanza Everdeen ® ©



sábado, 24 de octubre de 2020

Versos homicidas.



Me gustaría tenerte aquí
sentado a mi lado
deseándote como yo te deseo,
mientras la lluvia escucha
nuestra conversación cómplice,
este diálogo silencioso
pleno de las tildes estilizadas
con las que habla la fantasía.

Compartir la misma manta
y  pensamientos homicidas
morir juntos, 
igual que en las películas
de héroes anónimos,
donde la intimidad se funde
con la tenue luz de las lámparas.

Y fingir la calma 
y no tener prisa,
hacer del ansia del cuerpo
la del alma emocionada,
al llamarnos por el nombre.

Porque decir el tuyo 
es como estar ante la gran ciudad 
que uno sueña al leer novelas,
después de haber cruzado varios páramos
que también son la vida.

Sentir números cayendo en cascada
por la partitura estremecida 
mirar tu secreto y no descubrirlo,
quemar el código, toda hoja de ruta.

Vivir porque puedo tocarte,
y entenderte por dentro, 
porque puedo acariciar tus cuerdas, 
tus nudos y clavijas
sueltas, apretadas, desnudas
mientras bailamos la música que nadie oye.



Constanza Everdeen ® ©

domingo, 18 de octubre de 2020

Si es complejo es posible.



Hasta la mañana nebulosa
se asombra de los colores de tu secreto,
sobre la espléndida sonrisa 
se levantan los míos, 
como el azote del viento
en el velero que danza 
con las ruborosas olas.
En todas las formas reales
en las que nos imagino
hay alegría, festivales,
actos carnales e ingeniería,
se levantan poderosos enlaces 
entre las fauces de la vida
y todo es calma combativa,
dibujando disparates en mi espalda.
Pedirte más y matarte sin ruido 
para que solo se oiga el grito,
ante los mitos negros y los músicos
igual que dos aguas mezcladas 
y apropiadamente desvestidas.
En la complejidad del placer
somos cuerpos enteros y sueños posibles,
la versión sencilla de un teorema 
que respira nuestros pasos.



Constanza Everdeen ® ©



sábado, 10 de octubre de 2020

Flores custodiadas.



Esas calladas oraciones que nos unen
suenan en las ramas quietas de los árboles,
en las piedras que no quieren tropezar con nadie.

Hay un hilo cosiéndose al destino que sueña una noche
nacida para ser eterna y flameante
con la voz sigilosamente oscura de un amante,
teje de cerca, los rumores de un río.

Cantos escondidos en los ojos 
reflejan las salvadas tormentas,
el mar es el abismo que llorando crece
y acaricia los temblores de la tierra.

He sentido entre los granos de trigo
que al tiempo no le importaba perder batallas
al brotar las flores custodiadas
cuando todo parece perdido.



Constanza Everdeen ® ©

sábado, 3 de octubre de 2020

Siega.



Y era ayer,queriendo siempre
que abrazaba la palabra más pequeña e inmensa,
tenía tu cuerpo cálido y asustado,
tus ojos de segador clavándome la despedida,
sembrando de verde amargo
esta tierra de valentías doloridas.
Durará más el manantial que la inspiración
y el recuerdo generoso de los membrillos
que te llevaste al calor de tu lumbre
allí donde oscilas tranquilo.
Hoy vuelves a despertar humilde
en tu cripta  de bellas sombras
y desde allí miras las nubes 
que ya no tendrán mi forma,
los sueños serán capítulos 
que la medianoche no lea,
otra brillante y triste historia,
leyenda con otro nombre.




Constanza Everdeen ® ©