miércoles, 25 de septiembre de 2019

Te escribo ríos.

La mirada en el alto glorioso, renacido
y el camino deshaciéndose a los pies
de un sueño líquido.

Tu cuerpo, la roca que encauza el río.

Fluyen gritos silenciados en sus aguas,
rompiendo el imparable caudal
en nieblas y espumas
donde dejamos de existir.

Derrumbados en riberas opuestas
de un mismo torrente,
como guardián y ninfa caídos
junto a su espejo más profundo,
allí donde las nubes se reflejan
en húmeda acuarela.

Allí, se nos vuelve el amor triste,
en ese instante de juncos abatidos.

Después el delta abriendo las sonrisas,
la corriente calmada en las venas,
detrás el océano que siempre espera
y el cielo adormecido sobre el horizonte.

Te escribo ríos para que el mar se te vacíe de nombres,
hoy la lluvia dibuja nostalgias en su extensión de cristales azules.


Constanza Everdeen ® ©

sábado, 21 de septiembre de 2019

Atento entendimiento.

Quiero entenderte
como entienden los colores al cielo
o el río a tu llanto
que se une a él
y lo hace libre y crecido,
como las alas del ángel
que descubre la sed
bebiendo de mis manos.

Quiero entenderte
como entiende la dulzura al amor
que deviene en cálida miel
acariciando tu pecho
o la lluvia que despierta la piel
del silencio de sus anhelos.

Quiero entenderte
como entienden los poetas
la belleza oculta de las cosas
e ir a tu vera,
como tus libros callados
guías y compañeros.

Quiero entenderte
como entiende la mar al marinero
que saben de su espera y su regreso
o la magia mirando al sombrero
como el misterio mira a la vida.

Quiero entenderte
porque te quiero
como el pájaro atento
a la ráfaga del viento.


Constanza Everdeen © ®



martes, 17 de septiembre de 2019

Hojas.

Quizá de tu mano
y cruzar todos los umbrales,
como ese otoño presuroso
por la melancolía de las hojas
que sueñan ser besadas.

Las lágrimas escuchan,
acuden a ese paisaje ensoñado
que te guardo,
que no finge inviernos
que abriguen con esas hojas
el pecho dolorido.

Y yaciendo frente al fuego
nos besamos todo el calor,
para que no se le olvide la fiebre
a la curación del mundo.

Todos los puentes
cuando caminamos de la mano
por nuestras letras caídas,
sobre estas hojas
que delatan nuestros pasos,
que hacen remolinos
con cada beso.



Constanza Everdeen ® ©

sábado, 14 de septiembre de 2019

Noche de lobos

La noche que la veleta 
hizo girar al viento,
me buscaste los lobos,
a lomos de un eclipse
tensado de aullidos.
Con la nieve en la cima
como una ofrenda que palidece 
la abundancia de la tierra,
entre musgos prohibidos
y el tacto hermético de las piedras,
me encontraste el origen.
La luna con el vientre lleno 
de mares de sol inagotable
y los árboles en sombra,
apuntando sus ramas derramadas
hacia la constelación de los héroes.
La noche que el viento
aquietó las alas al bosque,
yo dormí entre lobos
y nuestro silencio errante.



Constanza Everdeen ® ©




martes, 10 de septiembre de 2019

El sueño del molino.

Abrazados sobre la hierba seca y nacer,
nacer juntos y solos.

El cielo sueña con el calor de las raíces,
carne y músculos de roble retorcidos
entrándose a través de la lluvia filtrada.

El cielo le hace el amor a la tristeza
y nunca duerme.

La tierra imagina nubes
creando en el vuelo de las águilas,
la señal y la fortuna,
la suerte de un jardín compartido
de pétalos tangibles.

La tierra le hace el amor a la esperanza
y nunca duerme.

Miramos la poza de piedra oscura
y el agua, el destino se nos hace transparente,
se nos hace un molino invisible.

El cielo y la tierra se remueven por amor,
el sueño y la imaginación nunca nos duermen.


Constanza Everdeen ® ©

domingo, 8 de septiembre de 2019

Los latidos del pan.

La sed a horas furtivas
y el hambre de los lobos,
hacen leyendas de fuego,
espacios sin tiempo.

El sonido del agua
es torrente desbocado
en las manos sensibles del poeta.
Silencio sostenido
en la noche de una luna que besa
hasta hacer pan de los bosques.

Lluvia en llamas
empapando de goce el musgo,
brotan las siemprevivas
en esta mujer
que se te hace siempre nueva.

Esta mujer perenne en la espera
que reza a los truenos
por tu corazón calmado,
colmado de salvajes perfumes 
y hondos pozos.

El manto nocturno y el trémulo plumaje
del que me susurra los verbos más oscuros,
del amor más brillante.


Constanza Everdeen ® ©

viernes, 6 de septiembre de 2019

Resaca.

Bebí la botella y lancé el mensaje al mar,
llevó mis letras al corazón de tu bahía
y en la última gota apurada
me diste el océano entero.

Entre estallido de olas y lenguas de sal,
nos llegamos a la melancolía
de nuestros pálidos corales
de rojos por vivir.

Y se hizo rumor marino,
se hizo porvenir 
de otoños alcanzados de esperanza,
de mareas videntes y ensambladas.

Nuestras formas abiertas, mitológicas
navegaron los piélagos
hasta acercar la tierra,
alumbrando peces salvajes
y quimeras de agua.

Derretimos la espuma 
en los cristales azogados,
crecieron las rocas grabadas
de esta historia con piel 
de náutica hambrienta
y nos vimos morir.

En la resaca de párpados cerrados,
de playas distantes,
lanzo un mensaje al mar, amor.



Constanza Everdeen © ®

lunes, 2 de septiembre de 2019

La tarde.

Te escribo al atardecer
cuando la tinta se torna sangre,
te miro entre aguas
a veces tristes
a veces agitadas.

Te miro callada
como trazas contornos
y detalles desconocidos,
ocultos en la cara de la luna
que se desvive por hacerse visible,
solo a tus ojos.

Me detengo fascinada
en el reflejo de tu estanque imantado,
vivo de colores y aromas de resina,
hondo como nuestras noches astrales.

Transito por selvas silenciosas
paciente espero a que se te desordene el fuego,
y me dibujes senderos de brasas encendidas
que hagan de nosotros
volcanes voladores.

Te escribo versos extendidos,
besos que quieren alcanzarte
procurarte la sed y este manantial,
siempre de agua nueva.

Te miro, te espero, te escribo
en esta tarde distante y declinada.


Constanza Everdeen ® ©