El cuchillo que me sostiene
es una aleación de palabras calladas
verbos afilados conjugando el sueño oscuro.
Solo bajo la forma del silencio, del escrito
encuentro el sosiego que siempre es fuego
y agua conmovida
reflejando las canas del amor que acaricio.
En los parámetros infinitos del poema, de la grieta
está la ciencia dura de nuestros cuerpos,
la verdad rotunda y blanda
al entrar en el hondo beso.
Tu colonización de flores en el vientre de la herida
hacen de este acero antiguo
la inmortalidad, la belleza de la sangre
menstruada en el papel,
sobre el suelo del tiempo.
Constanza Everdeen.