Sólo guardo en la memoria lo que se salvará del fuego
lo que vive en otro mundo y mira la luz en los ojos de la noche.
Las calles donde los gatos lloran las cosas calladas
las más dolientes, las puertas nubladas.
Este otro mundo es un cuento con una ventana siempre encendida
que sostiene la casa que nunca duerme.
Escribo siempre a la intemperie, amenazando lluvia
inventando salvaciones en las manos de un dios oscuro.
En esta tierra invisible, se descubre otra magnitud de la mentira
la cara pétrea, el hielo que llega y rasga el aullido.
En este lugar habita lo exhausto, lo terrible
entre miel de extrañas flores y contenidos filos.
Soy el hambre y las lágrimas que me han traído aquí, a este otro instante.
Constanza Everdeen.