Traes esa canción antigua en los hombros
¿Cuántos acordes se romperán en mi voz?
coge de mi boca este consuelo
saldremos heridos de más amor.
Porque allí donde se oscurecen los verbos
duermen las preguntas, los ruegos
allí, las dudas aprietan sus labios
ante la lucidez de nuestros cuerpos.
Aún se siente el anochecer tibio
el resplandor alto desnudando truenos
la certeza centellea dejándonos ciegos
levantándole venas al hambre y al miedo.
Rotos, fulminados, venerando el mismo cielo
cayendo como hojas incendiadas
todo se precipita a un nuevo deseo
y ya tendido sobre las estrellas
descansarán por fin nuestras palabras.
Constanza Everdeen.