domingo, 21 de julio de 2024

Llega la lluvia.

Llega la lluvia y hunde en mi lo que siente

habla el agua clarividente con su silencio de cristal

se despliegan las semillas, cantan los peces

entra la melodía ritual en el dolor maestro.


Llega la lluvia y suena la cordura del cencerro 

dentro todo es un campo fértil, el rebaño celebrando

se mueven los sueños enraizados en el vientre

buscan el torrente, una sola piel donde abrirse paso.


Llega la lluvia y se levantan puentes sombríos

entre las vetas cambiantes de la piedra

somos siempre en otros senderos, otros laberintos

dos órbitas inevitables, fuego líquido

fraguando nuevas muertes.



Constanza Everdeen.

domingo, 7 de julio de 2024

Escritorio de agua.

Por el río de lo inconcebible va la sed de los días

en sus márgenes, boscosas riberas 

donde lava sus manos el arrepentimiento tardío

se escribe el hambre de la extensa noche.


En el lecho duermen los mudos signos

entre las algas guardianas de la otra verdad 

y todas las piedras que me separan de tu latido,

yacen levitantes en el fondo, cada mirada contigo.


El cauce de estas aguas no es el miedo en el pecho

ni el beso milagroso, ni la revelación prófuga 

es el camino hondo hecho 

para desbordarse hasta a sangrar mares 

y así nazca una luna nueva que haga justicia a lo escondido.


Allí, donde deja de ser amor, brota el manantial más antiguo

el océano abisal donde se ahogan verbos no correspondidos

la decisión ciega, la sal de los extravíos.



Constanza Everdeen.



domingo, 9 de junio de 2024

La única hoja.

Ahora que el sol agranda distancias

y fulmina la huella de la noche

brotan islas de sangre en la piel de este pensamiento

donde caminas en círculos.

En la intimidad de una luna, una soledad perenne

que arraigada en la garganta escribe

lejanías con alma y añoranzas invisibles.

Ya no hay regreso en las palabras

sólo pasos sobre las brasas apagando el mismo ruido,

la ausencia de siempre.

Ahora que el sol se marcha a otras tierras

a desplegar nuevas sombras en la mente

soy la única hoja flotando en la calma del lago.



Constanza Everdeen.

domingo, 2 de junio de 2024

La verdad es un cortafuegos.


Hay rincones de mi enredada espesura

que florecen perennemente.

Un secreto amurallado de arrecifes primigenios

senda imposible para intentos débiles, 

conquistadores con distintas banderas

y la misma armadura.

Allí arden los témpanos, los silencios

los castigos previsibles del amante miedo,

se arremolinan las palabras, la belleza engañosa.

Allí las promesas sin alma no humedecen la tierra

sólo son revelaciones secas, esqueletos de la imaginación

desvaneciéndose en la curva vaporosa de mi pensamiento.

Desde ese lugar te miro con la verdad

soy el agua arreciando en tu tejado, defendiendo mi fuego.

Soy esa parte de mi, salvaje y virgen

recordándote desde la profunda altura

que tanto temes.



Constanza Everdeen.

martes, 28 de mayo de 2024

La noche.

La noche no sueña, apenas respira

es un poema lleno de habitantes oscuros

caminando las callejuelas venosas

de la insomne realidad.


Otro mundo que no espera

porque sabe que llegas.


La noche calla los nombres del frío

y otras veces los escribe en papeles que arden

ante los ojos de sus pájaros nocturnos.


Una diosa sin sonrisa que guarda dientes

cálida presencia cuando me dueles.


La noche es otro día refugiándose

en los brazos de una ilusión dormida.

Un invento inevitable rebosante de vacío.




Constanza Everdeen.

martes, 26 de marzo de 2024

Honda noche.

 Es la honda noche,

 avanzando por las dunas del tiempo

por la sangre que extraño

por el calor que siempre fue mío.

Desde los acantilados de ese amor

miran los ojos ardidos

la oquedad, lo ajeno, el abismo.

Silban los vientos haciendo espirales de tierra seca

cantan que ya no estás

que mi forma ya no está en tus manos.

La ausencia ahora hecha de arcilla

duerme en el fondo del afluente

en los charcos del llanto anterior

en la honda noche.



Constanza Everdeen.

sábado, 2 de marzo de 2024

Deshielo.

Como esas estrellas que brillan y ya están muertas

palidece la ilusión en los brazos fríos de la costumbre.

Afuera andan matando árboles y ciervos 

ensuciando con ruido las calles

acallando la sangre con baja violencia.


No basta con oler su sombra

los mil vestidos del miedo ante la suerte del espejo

roba los sueños ante un dios debilitado.


Algo que grita y no puede ser escuchado

algo que quiere y todo le son las noches

soñar otra claridad junto a la ventana

que seque las lágrimas al poema

que traiga otra primavera

otro deshielo del alma.



Constanza Everdeen.