domingo, 28 de septiembre de 2025
Versos entre el ruido.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Siempre la noche.
Llega la noche más honda,
las estrellas caídas, desplomadas sobre el lecho
se esconden entre los pliegues de ese sueño
que huye los días.
Siempre un velo roto en sus ojos de agua
y espinas que murmuran con su oscura voz
dejando en las manos el peso de las balas
que no nos alcanzaron.
Esta noche rompe la sed y los fuegos
trae con ella la aparente calma de este silencio pálido
donde las piedras difíciles ruedan
hacia el afluente negro que separa las orillas.
Un recuerdo rompe las costuras
sangran las memorias sobre la nieve de este invierno
brotan nuestras palabras, sonidos de la noche
hace frío y todo nos reclama.
Constanza Everdeen.
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domingo, 15 de junio de 2025
Este otro mundo.
Sólo guardo en la memoria lo que se salvará del fuego
lo que vive en otro mundo y mira la luz en los ojos de la noche.
Las calles donde los gatos lloran las cosas calladas
las más dolientes, las puertas nubladas.
Este otro mundo es un cuento con una ventana siempre encendida
que sostiene la casa que nunca duerme.
Escribo siempre a la intemperie, amenazando lluvia
inventando salvaciones en las manos de un dios oscuro.
En esta tierra invisible, se descubre otra magnitud de la mentira
la cara pétrea, el hielo que llega y rasga el aullido.
En este lugar habita lo exhausto, lo terrible
entre miel de extrañas flores y contenidos filos.
Soy el hambre y las lágrimas que me han traído aquí, a este otro instante.
Constanza Everdeen.
domingo, 13 de abril de 2025
Otro Abril.
Sé que en lo hundido de tu pecho llevas mi nombre de estrella
que en cada aro que rodea tu inmensidad,
emergen ríos de dulce menta
dueña de mi deseo, mis fuegos te bailan las sombras,
los diversos espacios que nutres.
Te habito extrañamente callada, en estruendo de marea viva
moviéndome constante sobre las ascuas de tus palabras
alejada de la espera, cercana a tu aliento
salvando cada memoria en la piel con la inicial de tu nombre.
Me abro a tu alma, asomándome a un libro infinito y estelar
en esta cuadratura nada duerme, se sueña conjunción de astros
allí, donde se despiertan los besos
la posibilidad de tu brillo frente a mi creciente libertad.
Para una diosa con nombre de estrella.
Constanza Everdeen.
domingo, 6 de abril de 2025
Cuántas veces
Cuántas veces al pisar la tierra se hunde el cielo.
Las semillas han devorado las luces,
el brillo perdiéndose en los ojos del estanque
la desnudez, las partes de aquello que guardamos
gimen por las noches que conjugan cuerpos.
Cuando los dientes se rinden, más muerde la vida
huye el ansia salvaje hacia una muerte alumbrada
lo que hemos amado está herido de barros y flores,
algo renuncia y se abre a otros labios
las lenguas engendran nuevas sombras.
En la oquedad del misterio vive la llama, la palabra clara
allí los temores convocan bosques y sendas
cantan los temblores, las miradas animales, nobles
se desprenden las horas indiferentes, las ausencias
la justicia reclama su sueño, besando su castigo.
Constanza Everdeen.
lunes, 31 de marzo de 2025
Al apagar la vela.
Al apagar la vela, cuando muere un marinero
mi cuerpo habla con la oscuridad de tantas otras noches
sobrevive como el océano a los días
agitando la eternidad que muere al abrazar la orilla.
Cuando brota la llama, el silencio me reclama con sus ojos fríos
todo lo que me arde se hace invisible al ruido
se mueve a través de angulosos pasillos
como el anhelo buscando su destino.
Aquel lugar ya no nos grita, se ha vestido de nombres mudos
ya no se escucha la canción de nuestro tiempo
ahora las aves voraces migran a otros pensamientos
anidarán en la misma tristeza, apartarán los recuerdos llenos.
Constanza Everdeen.
sábado, 22 de marzo de 2025
Ya no me crecen las manos.
Me alejo del viento que sostiene la idea de escribirte
de arrancarme esta costura de los labios
para ponerle verbos descarnados
a tus escurridizos temores.
El silencio rompe al silencio
cuando se agitan las ausencias y cambian de silla
como trenes veloces atravesando la memoria
dejando latidos deshabitados al borde de las vías.
Ya no me crecen las manos
intentando llenarlas de bellos vacíos
en la esperanza mueren todos tus fantasmas,
los instantes perdidos,
ahora son nubes deshaciéndose en el cielo de una hoguera,
donde ya no ardes.
Dentro del cuerpo caminan deseos distintos
la sangre revela nuevos ríos
en la inquietud de la piel, una noche extraña despierta,
me llama con otra voz
reconozco la oscuridad apretándome la herida
abrazo este encuentro, placer sinuoso,
sólo mío.
Constanza Everdeen.