martes, 29 de diciembre de 2020

Un hogar de tentaciones.



Irrumpe, no me tengas piedad
mata el hambre y el cuchillo
quema lo salvado
y llévatelo lejos.

Envuelve todo de ingrávidas caricias
vuelo de garza en la bruma,
eriza el manso pelaje del animal herido,
que desborde tu dulzura 
conquistadora de verdades,
dame el sabor perturbador de la tortura.

Nos quiero ahogados
en el diálogo amotinado y oceloso,
espoleando los caballos salvajes de tus ojos
compitiendo por la extensión desnuda.

Y sentirnos como las primeras manos
en la única tierra habitable,
en los párpados infinitos de un sueño real
dentro de un hogar de tentaciones.



Constanza Everdeen © ®

martes, 22 de diciembre de 2020

Adviento



Esta añoranza que parece haberte esperado siempre
deambula por los cuartos vacíos de la noche
entre flora de agua y lágrimas sembradas
imaginando profusos y luminosos porvenires,
el llanto alegre de jazmines por saber que existes.

Algún día se llenarán de sangre las incertidumbres,
y guiado por las llamas de mi lumbre
volverás remontando un río rebelde,
cortejando a todas las sombras
con ramos de fraguas coloridas,
exponiéndote seguro, dando pasos de hierro
al cruzar las puertas de aquella casa
por donde huyeron otros fuegos.

Me vestirás con los lazos enredados de tu lengua
de confiadas y sanas incivilizaciones, 
ya perdidos y desnudos entre nuevas construcciones
consintiéndonos todo lo guardado,
yo me dejaré querer
como si no te conociese.



Constanza Everdeen ® ©

sábado, 12 de diciembre de 2020

Algo sencillo.


Hoy quisiera algo sencillo y extraordinario
que me dejaras una nube inmaculada dentro,
y descansáramos como cúmulos descargados
sobre el candor de un hogar naciendo,
que fuese la lluvia antigua y renovada
nodriza de esta luz nueva en lo cotidiano.

Te pediría que me hablaras sobre las cosas que cambian, 
excepto el horizonte, 
que nunca es el mismo
pero siempre tiene tu forma.

Quizá unos juegos de adivinación,
miradas entramadas en el humo de los cigarrillos
y beber de esa copa de vino
que siempre procuro tener medio vacía
para que tú me la llenes de sed.

Practicar el tiro con el arco imposible 
trazado de un solo trazo por la virtud de tus manos,
con la lectura de una templada novela
debatir su nudo, combatir hasta el desenlace.

Acoger motivos y rincones abandonados
paseando de tu brazo,
el lugar donde se sostiene mi mundo
y se hace fuerte el tuyo.

Para que nos vean los descreídos y que no lo crean.


Constanza Everdeen ® ©