Entre nieblas y ardides llovíamos,
islas siempre asomadas
a sus ventanas de viento y agua,
nos buscamos sin decirlo.
Surgimos ante nuestros ojos encontrados,
con el asombro intacto
y el amor amargo caminado
descubriendo que hace mucho que nos queremos.
Mi cuerpo magnetizado huye al tuyo
rehuyendo la trampa, la hiel del malquerer,
hondo y libre olvida la escasez
trenzados y trepadores superamos sus muros
porque siempre fuimos verdad
y ardemos ante la mirada creadora.
Constanza Everdeen.