Ahora que el sol agranda distancias
y fulmina la huella de la noche
brotan islas de sangre en la piel de este pensamiento
donde caminas en círculos.
En la intimidad de una luna, una soledad perenne
que arraigada en la garganta escribe
lejanías con alma y añoranzas invisibles.
Ya no hay regreso en las palabras
sólo pasos sobre las brasas apagando el mismo ruido,
la ausencia de siempre.
Ahora que el sol se marcha a otras tierras
a desplegar nuevas sombras en la mente
soy la única hoja flotando en la calma del lago.
Constanza Everdeen.