Llega la noche más honda,
las estrellas caídas, desplomadas sobre el lecho
se esconden entre los pliegues de ese sueño
que huye los días.
Siempre un velo roto en sus ojos de agua
y espinas que murmuran con su oscura voz
dejando en las manos el peso de las balas
que no nos alcanzaron.
Esta noche rompe la sed y los fuegos
trae con ella la aparente calma de este silencio pálido
donde las piedras difíciles ruedan
hacia el afluente negro que separa las orillas.
Un recuerdo rompe las costuras
sangran las memorias sobre la nieve de este invierno
brotan nuestras palabras, sonidos de la noche
hace frío y todo nos reclama.
Constanza Everdeen.
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