domingo, 5 de julio de 2020

Menguante.

Se me va apagando
una estrella en el pecho,
haciéndome del cielo
un fugaz estío
que precede nieves
no tan abundantes.
Un árbol incompleto y no,
fiel a lo perenne,
solitario y encendido
por si vuelves.
Desnudo de consejos
sin sed de sangre,
vencido por lo que uno se lleva
a esa dimensión liviana,
donde nadie teme
la profundidad del mar.
Te paso por el corazón dos veces
y en las dos sonríes,
porque te quiero así
luminosa y sin rencores
como en realidad eres.
No sé qué tiene ese sendero,
no comprendo las bondades de sus piedras
pero si lo has elegido...
para mí, es tres veces sagrado.


Constanza Everdeen ® ©


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