domingo, 8 de diciembre de 2019

El bocado de Adán.

Te he sonreído
con la cara plena de vida
en nuestra mañana de luz blanca
y de negras pupilas.

He mirado sin piedad
la contención de tu fuerza
como el hambre mira
a las ganas doloridas.

Nos hemos tocado
con la pureza del agua,
con el valor de la belleza
llegándonos al pozo más oscuro.

Me llevas, te llevo
como navío a la deriva
a la orden de los vientos y mareas
hasta el paraíso de esa otra orilla.

La visión de una nuez
temblorosa y crecida
entre las tiernas garras
de la noche libadora
que conjura islas en llamas,
atravesando las almas
en el vuelo de un ángel.



Constanza Everdeen ® ©

2 comentarios: