Te he sonreído
con la cara plena de vida
en nuestra mañana de luz blanca
y de negras pupilas.
He mirado sin piedad
la contención de tu fuerza
como el hambre mira
a las ganas doloridas.
Nos hemos tocado
con la pureza del agua,
con el valor de la belleza
llegándonos al pozo más oscuro.
Me llevas, te llevo
como navío a la deriva
a la orden de los vientos y mareas
hasta el paraíso de esa otra orilla.
La visión de una nuez
temblorosa y crecida
entre las tiernas garras
de la noche libadora
que conjura islas en llamas,
atravesando las almas
en el vuelo de un ángel.
Constanza Everdeen ® ©
La deriva de tus versos son la brújula del marinero...
ResponderEliminarLa bruja esdrújula del marinero...
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