Dentro de este cuadro,
en esta crisálida desde la que escribo
sólo hay entrañas que te extrañan.
Trazo paciencias, rabias, desvaríos
hilvanando un nuevo traje
con el que recibirte en la estación.
Te busco entre las máscaras caídas
por el suelo oscurecido de los días
flotando a través de cortinas de lluvia
como la niebla en el pensamiento
de la más alta y pétrea montaña.
Soy la criatura que descansa
al calor de tu fuego solitario
el valle de flores donde nace tu beso,
eres el viento abriéndome el espacio
el delirio estable de todo lo despierto.
sólo hay entrañas que te extrañan.
Trazo paciencias, rabias, desvaríos
hilvanando un nuevo traje
con el que recibirte en la estación.
Te busco entre las máscaras caídas
por el suelo oscurecido de los días
flotando a través de cortinas de lluvia
como la niebla en el pensamiento
de la más alta y pétrea montaña.
Soy la criatura que descansa
al calor de tu fuego solitario
el valle de flores donde nace tu beso,
eres el viento abriéndome el espacio
el delirio estable de todo lo despierto.
Que sea el rumbo el que nos gire
y teniéndonos de frente
ya las bocas rendidas,
libremos al mundo
con las caricias más ceñidas.
Constanza Everdeen ® ©
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