domingo, 7 de julio de 2024

Escritorio de agua.

Por el río de lo inconcebible va la sed de los días

en sus márgenes, boscosas riberas 

donde lava sus manos el arrepentimiento tardío

se escribe el hambre de la extensa noche.


En el lecho duermen los mudos signos

entre las algas guardianas de la otra verdad 

y todas las piedras que me separan de tu latido,

yacen levitantes en el fondo, cada mirada contigo.


El cauce de estas aguas no es el miedo en el pecho

ni el beso milagroso, ni la revelación prófuga 

es el camino hondo hecho 

para desbordarse hasta a sangrar mares 

y así nazca una luna nueva que haga justicia a lo escondido.


Allí, donde deja de ser amor, brota el manantial más antiguo

el océano abisal donde se ahogan verbos no correspondidos

la decisión ciega, la sal de los extravíos.



Constanza Everdeen.



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