Llega la lluvia y hunde en mi lo que siente
habla el agua clarividente con su silencio de cristal
se despliegan las semillas, cantan los peces
entra la melodía ritual en el dolor maestro.
Llega la lluvia y suena la cordura del cencerro
dentro todo es un campo fértil, el rebaño celebrando
se mueven los sueños enraizados en el vientre
buscan el torrente, una sola piel donde abrirse paso.
Llega la lluvia y se levantan puentes sombríos
entre las vetas cambiantes de la piedra
somos siempre en otros senderos, otros laberintos
dos órbitas inevitables, fuego líquido
fraguando nuevas muertes.
Constanza Everdeen.
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