Nada se opone al silencio, ni a la oscuridad del grito
ni al lenguaje húmedo del aire.
Pronto será tarde y no se distinguirá entre la lealtad ciega
y la mentira ante el espejo.
Ya no te acompañará lo que nunca tuvo nombre y te quitó el hambre
caminarás en círculos secos, soñando esperanzas nocturnas
otra inspiración en la que arder, otros sueños.
Un fuego sin promesas, donde puedas ocultarte de lo que eres
otras brasas antiguas de las que no volverás a nacer.
Seguirá creciendo la noche, buscando los límites de aquel cuerpo
donde encontraste la luz y la oportunidad de la sed
o quizá un pozo de las lágrimas que no has visto
guardando lo que ya no se desea y no puedes esconder.
Constanza Everdeen.
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