Cúpula y cópula
callada y refulgente como un astro
inundando el cielo
de sílabas perfumadas
y hélices delirantes.
La tersura de los besos
liberando las manos
y las tardes bendecidas,
con este amor dorado
de soles asolados
de lunas no vestidas.
Anidas hipérboles en mi vientre
como vendavales de aullidos silenciosos,
cristales de colores estallan
en ese espacio sin forma
donde nadie oye nuestros gritos.
Tiembla el dolor en tu boca
cuando te llueven mis estrellas
y todo se hace un lago
de musgo galáctico
en el que solo nos habita un deseo.
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