Hemos dejado la noche ardida,
hecha jirones renacidos
asustada de gritos
en su silencio oscuro.
Ha quedado la habitación rota,
llena de hilos
de tejidos arrancados,
de lamentos y gemidos.
Nos han avanzado las lágrimas
surcándonos el rostro de duelos
y las hemos sacudido
con el latido de cada órgano ,
con la furia de la víscera.
Luce todo tan sucio, amor
que deslumbra la umbra y la mirada,
el resto y el rastro de la palabra obscena
los cuerpos rompientes,
ascendidos
deseando caer en otro laberinto
de médula oleosa y abierta.
Hemos dejado la noche ardida bajo las aguas
como fieras fundiendo cada eslabón de la cadena,
entregados a los febriles licores
que ahogan las bocas de los corales.
Hemos ardido y nos sueña la noche.
Constanza Everdeen ® ©
Poema bellísimo e inspirador
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