miércoles, 30 de octubre de 2019

Queda constancia.

La tierra a veces no es justa
cuando no puedo agarrarte de la solapa
y explicarle a tus ojos
lo que veo con los míos.

Tan honestamente complejos,
con apenas tres céntimos en el bolsillo
somos inmensamente ricos,
generosos cuidadores de las flores.

Entran y parece que pisan,
imitan su forma,
reptan vacíos e incapaces
en el aroma que no pueden plagiar.

Si fueran conscientes
de la belleza del veneno,
quizá descubrirían su propio jardín.
Ciego el que no ama y rompe,
un corazón roto es una gran fortuna.

No sabemos de espinas,
vivimos entre pájaros azules
que es lo que sangra la herida 
y escribe y pinta poesía.



Constanza Everdeen ® ©

4 comentarios:

  1. La riqueza de esos tres céntimos bien vale una vida...

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    1. Ciego el que no ama y rompe,
      un corazón roto es una gran fortuna.
      Con paciencia ó anhelo, depende de la autocura

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