Todo está en el mar
todo está en tus ojos,
en el iris del pájaro
que anida en mi clavícula,
todo está pleno y triste
todo es tu dulzura.
Eres y llegas, regresas y soy
en la contorsión imposible
de una serpiente de fuego,
desde la última espuma
hasta la primera ola del océano
de un mundo que se abre al mundo.
Fuera del tiempo inventado,
dentro de lo salvaje
del vértigo álgido de la noria,
en el vuelo del amor constante.
Constanza Everdeen ® ©
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