La medida de la hoguera
no está en su resto ceniciento
si no en su eterna consumación,
ha de abrasar la piel de la vida
llevarte a morir en llamas
y perfurmar el mundo.
El corazón del fuego
está hecho de madera y resina
arriesgado y loco se mueve
desafiando las leyes del agua,
en cada gota renace
hallando su sentido,
entre nubes y vapores lloverá
sobre otros fuegos revividos.
No es mensurable
ni lo diluviado ni lo ardido
porque lo que cala y quema
es un reino puro y tenaz,
paraíso vehemente,
medida libre de amor desmedido.
Constanza Everdeen ©
Vehementes mis manos en tu hoguera, Constanza...
ResponderEliminarEscucho la llama en cada uno de tus latidos, Johnny...
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