Aunque no arda lo incierto
yo creo en las sombras,
en sus luces de colores,
los matices donde el alma se hace grande
y dibuja espacio para otra vida sin deshoras.
Vengo de tus nubes, entre danzas teatrales
traigo el rayo que aniquila cáscaras,
la escena en la que caen las máscaras
y suena el trueno.
A través de un misterio ruidoso
se llega al silencio de las caracolas.
Allí donde no duermen las mareas,
las grietas de la concha guardan la piel
y el sueño de los otoños distraídos.
En ese instante, en ese mundo
hasta la ilusión está llena
y por fin descansa
en el fondo de una oquedad sin ojos,
sobre un lecho de calientes monedas.
Me despiertas en un aguacero lejano y hacedero,
con palabras que abonanzan caminos
en las telas alegres, en los latidos tristes
componiendo dos sinfonías que ríen distintas
y se silencian a la vez.
Constanza Everdeen ® ©
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