Avanza la noche como una idea oscura
hay nombres quemándose en los neones rojos
andas apretándome las sombras con la sed,
separándome los muslos con tus versos húmedos.
En este silencio no está Dios,
huye por las calles estrechas
por donde muere el cuerpo
y crecen las órbitas
de un Géminis en llamas.
Se funden las leyes en tu boca diabólica
amenazando la resistencia de mis tres vértices
tiemblan mis juicios,
soy el agua devorada,
la rueda indisciplinada de tu molino.
Podrías llenarme la casa de hortensias azules,
que todos los disparates
tentados de escaparates,
del brillo de las mercancías,
me arderían igual.
Constanza Everdeen ® ©