Y era ayer,queriendo siempre
que abrazaba la palabra más pequeña e inmensa,
tenía tu cuerpo cálido y asustado,
tus ojos de segador clavándome la despedida,
sembrando de verde amargo
esta tierra de valentías doloridas.
Durará más el manantial que la inspiración
y el recuerdo generoso de los membrillos
que te llevaste al calor de tu lumbre
allí donde oscilas tranquilo.
Hoy vuelves a despertar humilde
en tu cripta de bellas sombras
y desde allí miras las nubes
que ya no tendrán mi forma,
los sueños serán capítulos
que la medianoche no lea,
otra brillante y triste historia,
leyenda con otro nombre.
Constanza Everdeen ® ©
Leo tus páginas de otoño y de nuevo me sorprendes, hasta el nombre de los poemas hacen poesía. Mujer, sigues "volando libre y cada vez más alto"...
ResponderEliminarPara saber posarse como las hojas...
EliminarGracias por tus palabras.