sábado, 24 de octubre de 2020

Versos homicidas.



Me gustaría tenerte aquí
sentado a mi lado
deseándote como yo te deseo,
mientras la lluvia escucha
nuestra conversación cómplice,
este diálogo silencioso
pleno de las tildes estilizadas
con las que habla la fantasía.

Compartir la misma manta
y  pensamientos homicidas
morir juntos, 
igual que en las películas
de héroes anónimos,
donde la intimidad se funde
con la tenue luz de las lámparas.

Y fingir la calma 
y no tener prisa,
hacer del ansia del cuerpo
la del alma emocionada,
al llamarnos por el nombre.

Porque decir el tuyo 
es como estar ante la gran ciudad 
que uno sueña al leer novelas,
después de haber cruzado varios páramos
que también son la vida.

Sentir números cayendo en cascada
por la partitura estremecida 
mirar tu secreto y no descubrirlo,
quemar el código, toda hoja de ruta.

Vivir porque puedo tocarte,
y entenderte por dentro, 
porque puedo acariciar tus cuerdas, 
tus nudos y clavijas
sueltas, apretadas, desnudas
mientras bailamos la música que nadie oye.



Constanza Everdeen ® ©

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