Detrás de estos cristales
las calles son de lluvia sin agua
la noche es un gato negro vigilando
el movimiento de los cuerpos,
los sueños que devoran las bestias.
El recuerdo es un beso ácido
enmudeciendo la carne abierta
y un raudal de sangre sosteniendo el puente,
las dos orillas de otra realidad
que lloran la desembocadura.
Fingir la fuerza son los días de la sombra
siempre arrimada a la voz de la tuya,
crecen venas en los muros de la tierra
y rozan lo eterno con su pulso caliente
haciéndole bailar los huesos al destino.
Largo es el tramo en cada sorbo
en cada forma de la piedra partida,
existiendo en distancias imposibles
a salvo estás en mi olvido de esposada
al silencio de los lirios.
Constanza Everdeen.
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