Ahora que los santos han huido
lo callado sale por los dedos.
Brota en cada gesto quieto del verbo
a través de un silencio de ojos grandes.
Es una voz sin amenaza
la censura generosa y decidida
deslizándose por tus grietas.
Ahora que ya no se respira hielo
y en lo que te rezas ha desertado
asómate al dolor, a los huesos
es la muerte empujando a la vida.
Dentro el pulso del océano
el alma cosida al tiempo
la verdad con su piel siempre desnuda
queriendo ser llamada
y en la boca vive muda.
Constanza Everdeen.
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