jueves, 15 de noviembre de 2018

Lágrimas sin espinas.

Y verte arder,
tallarte eterno en la intensidad
de un instante sintiente,
a través de un espejo abisal.

Soñar en abrazo pétreo
perpetuar el siempre
levitando sobre el nácar,
como sombra de tu luz habitante.

Las olas agarrándose a la roca
con ansias nos golpean
hallamos en todo lo que está vivo y libre
espacios por los que rodar.

Amor enredado y cubierto
abres el camino entre delta y espuma,
descubriendo campos no transitados
todos los verbos parecen insólitos.

Y llegarte con la lluvia
en forma de hondo presagio
despertando lo dormido en la sangre,
coronándote sin espinas.







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