Bajo la misma lluvia
tras distinto cristal,
escucho el llanto callado
en tu garganta hermética.
Todo lo que dejas cuando te mueves
son símbolos y llaves
la fortuna en forma de caricias
relatos breves donde querer vivir.
También me hablan tus ojos
sobre cálidos guarismos
y me gritan cuando los cierras
perdiendo la cuenta de lo entregado.
Cantas, cifras y descifras
lo que no es secreto
y se esconde en mi piel.
Acabas con todo
y no te quedas nada,
amas en magnífica espiral,
azotando velas en suave deriva
a la conquista de mis riendas de mar.
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