Mi sol no se parece a nada
es un extraño ermitaño
en mar de hierro y oleína
y su navío una cáscara de nuez.
Es danza de hilos cruzados al viento
Dédalo guardián de recetas imposibles
nigromante del vocablo
malabares en su lengua.
Mi astro proclamado
me gobierna en llamas
llueve en oro ilimitado
sobre toda cutánea extensión.
Escondido entre los árboles
sublimes son las sombras
sus caricias son cometas
dejándome una estela infinita
de anhelos colmados.
Selenita soñador
escurridizo entre fases
juega con los gatos
le ronronean su atención.
Su mapa estelar
una compleja y virtuosa constelación,
es un viajero de los tiempos
que me trae lo nacido
y lo que está por nacer.
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