Esa voz, serpiente de fuego
sesea en mis huesos
trepando lento
de la raíz a la memoria.
Corre un cuento espectral y sumergido
en la sangre, en el secreto
palabras esperando brotar
a través del poema herido.
Sonetos romos, mensaje afilado
la marca del golpe decisivo
es de agua profunda e invisible
sin puentes ni afluentes
en aquel sueño que fue destino.
En ese mudo y ciego mundo
el loco escucha la canción ermitaña
del amor de amantes, de lo desconocido
escribe sobre lo incierto
que también es la verdad.
Constanza Everdeen.
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