Dentro de esa casa oscilan los recuerdos
sus alas son yunques
peleando por el vuelo.
En esa casa, tras sus cristales
un amante mira el vacío de la calle.
La casa estremecida es un niño
que gime y no entiende
guarda muebles derrotados
tesoros de otro invierno
entre espejos sin reflejo, puertas sin huida.
La casa escucha el febril silencio
devora las ausencias, recoge las historias
otro abismo nace en su corazón lento.
Llora mareas por los balcones
camina la noche de sus pasillos
de las arenas de otro tiempo
brotan nuevos vidrios, nuevas huellas que romperse.
La casa extraña
extraña.
Constanza Everdeen.
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