domingo, 6 de abril de 2025

Cuántas veces

Cuántas veces al pisar la tierra se hunde el cielo.

Las semillas han devorado las luces, 

el brillo perdiéndose en los ojos del estanque

la desnudez, las partes de aquello que guardamos

gimen por las noches que conjugan cuerpos.


Cuando los dientes se rinden, más muerde la vida

huye el ansia salvaje hacia una muerte alumbrada

lo que hemos amado está herido de barros y flores,

algo renuncia y se abre a otros labios

las lenguas engendran nuevas sombras.


En la oquedad del misterio vive la llama, la palabra clara

allí los temores convocan bosques y sendas

cantan los temblores, las miradas animales, nobles

se desprenden las horas indiferentes, las ausencias

la justicia reclama su sueño, besando su castigo.




Constanza Everdeen.





lunes, 31 de marzo de 2025

Al apagar la vela.


Al apagar la vela, cuando muere un marinero

mi cuerpo habla con la oscuridad de tantas otras noches

sobrevive como el océano a los días

agitando la eternidad que muere al abrazar la orilla.


Cuando brota la llama, el silencio me reclama con sus ojos fríos

todo lo que me arde se hace invisible al ruido

se mueve a través de angulosos pasillos

como el anhelo buscando su destino.


Aquel lugar ya no nos grita, se ha vestido de nombres mudos

ya no se escucha la canción de nuestro tiempo

ahora las aves voraces migran a otros pensamientos

anidarán en la misma tristeza, apartarán los recuerdos llenos.




Constanza Everdeen.



sábado, 22 de marzo de 2025

Ya no me crecen las manos.


Me alejo del viento que sostiene la idea de escribirte

de arrancarme esta costura de los labios

para ponerle verbos descarnados 

a tus escurridizos temores.


El silencio rompe al silencio 

cuando se agitan las ausencias y cambian de silla

como trenes veloces atravesando la memoria

dejando latidos deshabitados al borde de las vías.


Ya no me crecen las manos 

intentando llenarlas de bellos vacíos

en la esperanza mueren todos tus fantasmas, 

los instantes perdidos, 

ahora son nubes deshaciéndose en el cielo de una hoguera, 

donde ya no ardes.


Dentro del cuerpo caminan deseos distintos

la sangre revela nuevos ríos 

en la inquietud de la piel, una noche extraña despierta, 

me llama con otra voz

reconozco la oscuridad apretándome la herida 

abrazo este encuentro, placer sinuoso, 

sólo mío.

 

Constanza Everdeen.


sábado, 15 de marzo de 2025

Otros pétalos.

Esa sombra agrietada convirtiéndose en luz

es el veneno ahogándose en el río venoso

la desnudez de la palabra ante la mirada fría

un mar de latidos perdidos sin el abismo del beso.


Los rumbos fragmentados olvidan el nombre de los signos

entierran el dolor bajo las piedras grandes

con la lluvia claman por las amapolas desaparecidas

los destinos detenidos huyen hacia los pozos secos.


La sed dormida humedece el silencio áspero

todo sucede distante y rasga las telas de los viejos vestidos

despiertan las paredes que guardan otro tiempo

otros pétalos nuevos que abandonarán la flor.



Constanza Everdeen.






viernes, 14 de febrero de 2025

Distancias invisibles.

Todas las heridas habitan en la misma grieta

todas escuchan cómo se rompe el agua dentro

las distancias invisibles son las que más duelen

y en la noche larga arañan.

Los ecos del latido contra el muro del silencio

el agotamiento de lo mismo, del río seco

las distintas formas de añoranza

la fría piedra de tu alma, los cerrojos del cuerpo.

Mis manos te han visto y mis ojos te han tocado

ya no tiembla la tierra, nada es cercano

ni siente tus colores sombríos 

invadiendo las paredes de la casa.

Aquí no hay nada roto, 

todo son trozos, piezas, secuencias

soy entera, sin parcelas en las que puedas quedarte

ya nada mío alumbra tu puerta.



Constanza Everdeen.

domingo, 2 de febrero de 2025

Pronto será tarde.

Nada se opone al silencio, ni a la oscuridad del grito

ni al lenguaje  húmedo del aire.

Pronto será tarde y no se distinguirá entre la lealtad ciega

y la mentira ante el espejo.

Ya no te acompañará lo que nunca tuvo nombre y te quitó el hambre

caminarás en círculos secos, soñando esperanzas nocturnas

otra inspiración en la que arder, otros sueños.

Un fuego sin promesas, donde puedas ocultarte de lo que eres

otras brasas antiguas de las que no volverás a nacer.

Seguirá creciendo la noche, buscando los límites de aquel cuerpo

donde encontraste la luz y la oportunidad de la sed

o quizá un pozo de las lágrimas que no has visto

guardando lo que ya no se desea y no puedes esconder.



Constanza Everdeen.