Nunca desapareces.
Cierro los ojos
para orientarme
y sentir los tuyos.
Me acaricia tu sombra
como libidinosa pluma,
intenciones latentes
deslizándose por mi desnudez.
Se clavan en mí las flechas
imantadas y sublimes,
advertencia sigilosa
que devora toda memoria
que no seas tú.
Mezclando lo orgánico y lo intangible,
creando paletas de colores
donde hacernos plenos y eternos.
Derrites el tiempo
haciéndolo todo líquido,
resbalando por mi piel
como dulce hontanar.
Susurras lazos
petición de versos
y yo no te los doy,
te los entrego.
Sacudidas y estrellas
desafiando todo lo fugaz
tomando todos los desvíos y desvaríos
para hacerlo perdurar.
Creando imágenes
secretos y decretos,
quiero admirarte pensativo
antes de que me culmines,
estirándome como un gato
sobre el diván junto a la ventana.
Mordemos la vida
porque el pecado
sería no dar el bocado.
Somos afortunados
creyentes del deseo,
amantes eléctricos
nunca arrepentidos.
Una sublime expresión...q te lleva a recrearte en el poema como si fuera parte de él... Cómo siempre un placer
ResponderEliminarGracias siempre...
EliminarQué dulces momentos...
ResponderEliminarDulces, efímeros y eternos...
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