viernes, 31 de agosto de 2018

Dolce.

He venido a desafiar las leyes de tu física
a tenderte escaleras imposibles,
eres lluvia siempre esperada
y mis pies están descalzos.
Vengo a despeinarte
a que me beses 
en templos giratorios
acogidos en la ensoñación 
de húmedos palíndromos.
Si lanzo la moneda
la fuente es el mar,
me transformo voluptuosa 
ante tu traje impecable,
como mitos en blanco y negro
sólo pido tus místicos deseos.
Nos asomamos a la víscera
contenida en palabras
elegantes y críticas,
ceñidas a mis caderas
y a tus manos atadas, 
las que más existen.
Agitando el alma, 
calmando el cuerpo
si te sueño, sucedes.



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