Amar es otra forma de llover
las lágrimas también son incendios,
lo salino y fluido erosionando la piel
mares muertos, palabras vivas
aún sabiendo de nuestra extinción.
Estás y todo es agua
cauce suntuoso
por el que se deslizan tus dedos
desdibujando juicios,
imprevisible caudal
donde quizá ahogues la pena escondida.
Lloro menos cuando me dueles
grito más cuando me reconcilio
contigo y con la vida,
aguanto esta caladura
porque eres lo más parecido al océano
invadiendo mis puntos cardinales,
a la vista o en oculto
siempre a tu alcance.
Geografía suspensiva y a parte
en la que gobierna la esperanza
de que te quedes hasta el final.
Que buen poema. Me gusta toda la descripción.
ResponderEliminarGracias como siempre, compañero.
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