calculas con el pulgar
la medida del incendio.
Desdibujas el rojo de labios
en alegoría de intenciones
y lascivas tangentes.
No sabemos quién llego primero,
sólo sé que cuando todos se van
tú eres puntual a la cita.
Para qué entender nada,
si el buscarse lo responde todo?
Siempre coincidentes en soportales
como reincidentes de un no delito.
Tú me hablas de síntomas y primates
pero yo no veo que te andes por las ramas,
eres buen arquero sobre este tejado
de metales poco confiables
y la manzana espera sobre venus.
Haces como si nada
de todo extraes la melodía,
nunca arropada, siempre desnuda
y tú mirando.
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