Delante de mis ojos te vas
y tu codicia no me suelta
corrompiendo pactos,
cuerpos celestes y cadenas.
Legado de cicatrices indelebles
cuencos vacíos de sal desbordada,
mar sin calma ni mareas
memoria hecha de piedra.
Me dejas esperando la lluvia
en bancales secos,
en un vagón desierto
de un tren desvanecido.
La caja cerrada sin tormentas
la aflicción es una mentira silenciosa,
perdido entre faros
el más sólo eres tú.
Y te vas,
cuando más adepta soy de ti
y más ganas tengo de leerte el porvenir
ahora cuando se revelan,
otros destinos perfectos
y simples.
Constanza Everdeen ® ©
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