domingo, 16 de diciembre de 2018

Toda la lluvia.

El hombre extraño camina con prisa deseando que le cale la lluvia,
porque envuelto en la húmeda y chispeante sensación,
el latido por la mujer de lencería desordenada
crece amazónicamente en su pecho.

A todo paso y lapso, sintiente y poeta
creando vientos de susurros silbantes,
colándose secrétamente por vidrieras invisibles
para trenzar con palabras, los cabellos embelesados
de la trapecista con vértigo y sin red.

Debajo de su atávico abrigo,conferencia maestra
de números y espejos para calmar la avidez atrasada,
mapas estelares donde no existe la indiferencia
haciendo florecer herencia de vocablos
en las manos de la quiromántica nebulada.

Lanza perlas, brillo del plumaje de sus pájaros
recogiéndolas de a tres en sobres perfumados
por oriente hasta el poniente, en aquellas caderas
donde todas las maneras fueron un milagro
y nació el mantra que atraviesa todos los cielos.






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