Me atraviesas con tu mirada
de mar severa y afilada
desafiando los límites
de mi creciente voluntad.
Azul acero, verde agua
serio como un niño
te descubro escondido
bajo el ala del sombrero.
Talla detallada y diamantina
la de tus ojos desplegándose
como aves de genio colorido
en todo lo que amas, amor.
Me lanzas flechas de punta salada
desde ese iris boreal y nacarado
señalándome la cardinalidad del beso
que cierre nuestra herida callada.
La luz templada de tu faro,
en la dulce hendidura de mi pecho
levantando la fuga de la sangre
a remotos y laureados lugares
que te pertenecen.
Conjuro y conjugación
de tus sueños, de ti
aspiro, suspiro e inspiro
a ser la primera y plural.
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