domingo, 7 de abril de 2019

Criba

Soy dama de noche en tu jardín
invadiendo en lengua de aromas
tus índigos pensamientos,
interrumpo tu alma concentrada
buscando desbordar la línea
donde cede el hombre
al llanto, a la alegría salvaje.
Te recibo y entras
por cada cicatriz callada
por cada pliegue estratégico
de piel tensada
y detenido aliento.
Alimentamos la premura,
el ahora desesperado
cada latido es un diluvio
debatiéndose los cauces.
Trazas sin trazo tembloroso
límites y abismos ultramares
y me tiemblas,
te tiemblo.
Oscuras calles inventadas
por pájaros sin cordura 
cantan nieves encumbradas
y encuentros boreales,
donde no se puede añorar más,
la cercanía al cielo.


Constanza Everdeen © ®

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