En este temporal
me aferro a tu navío
a tu rígida mesana
cetro de tus aladas velas,
de tu timón amante.
Las ásperas maromas
se hacen dulces lazos
ondeantes a la libertad
en el corazón de nuestras olas.
El hombre que me ama
no teme a las mareas
se lanza intrépido
a los indómitos océanos.
Mago marinero
haciendo nudos en mi pecho
con que desatar la tristeza
que ya no nos sirve.
El mar nos lava, nos bebe
nos dibuja corales en los ojos
hace de nosotros
su profundidad.
Si no te tengo,
si no me tienes
el naufragio no es derrota,
es navegarte siempre.
Constanza Everdeen © ®
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