El cisne negro
en la belleza de tu espalda,
férrea extensión de vidas
y heridas habitadas
de amapolas salvadoras.
En tu reverso mis mandamientos
y la noche depredadora
dibujando las huellas de mi aullido
en las de tu vuelo arcaico.
Tu espalda el impluvio
donde las criaturas juegan con fuego
y ríen consteladas de signos,
haciendo laberintos sonámbulos
con tinta lasciva.
Tu dorso y el peso de todo
contención de lagos salados,
el cielo como un mar empedrado
donde todos los lienzos
se hacen posibles.
Espalda, dorso y reverso
la lectura de los daños
en mis manos,
suaves y cambiantes dunas
del desierto
por donde se desliza
mi mirada enamorada...
Constanza Everdeen © ®
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