No puedo separar tu dolor de mi caricia,
mis manos te anhelan entero
como un mosaico de colores
con nombres de poema.
Prendo con avidez los besos encajados
en esta inquietud contorsionista
alimentándose de tus animales maneras.
Tengo los versos llenos de pájaros hablándome
como una manifestación de rumores adolescentes,
corren los sueños desaforados e incurables
por ese continente tuyo
que no es de este mundo.
Planea la sombra de tus alas sobre el río
y bajo ella te busca mi deseo,
llevándose tu corriente de lirios en llamas
hasta la profundidad del delta.
Ya perdida la cuenta de cumbres y remontes,
ya olvidado el nombre del dios del tiempo
nos espera el mar escriba
con nuestra leyenda abierta.
Constanza Everdeen. © ®
Me ha gustado mucho. Lo he percibido como una evocación al deseo incluso por encima de lo deseado.
ResponderEliminarMuy bonito.
Se trata de volar..., muchísimas gracias.
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